¿Realmente sirve el CO₂ en indoor o es un gasto innecesario?

La guía definitiva para cultivadores que quieren dar el salto al siguiente nivel sin tirar el dinero.

La guía definitiva para cultivadores que quieren dar el salto al siguiente nivel sin tirar el dinero.

En los últimos años, el uso de dióxido de carbono (CO₂) en cultivos indoor de cannabis se ha convertido en uno de los temas más repetidos entre quienes buscan llevar su producción a otro nivel. Y como siempre ocurre en este sector, no faltan los mitos, las medias verdades y, por supuesto, los gastos innecesarios. Así que vamos a poner orden con datos reales, basado en mi experiencia de campo y una explicación clara para que, después de leer este artículo, sepas si realmente necesitas CO₂ o estás a punto de tirar dinero por el extractor.

¿Qué es el CO₂ y por qué se usa en cultivo indoor?

El CO₂ es un gas fundamental en el proceso de fotosíntesis, más concretamente en el ciclo de Calvin. Como bien sabéis las plantas lo absorben durante el día, lo combinan con la luz y el agua, y lo convierten en energía (azúcares) para crecer, y en la noche ocurre lo contrario, se convierte en un desecho natural procedente del proceso nocturno donde en vez de fotosíntesis ocurre la denominada «respiración celular» que es donde la planta, para permanecer con vida y seguir desarrollándose, utiliza la energía que ha acumulado durante el día, y en este proceso se da el CO₂ como subproducto. Es por esta razón que el CO₂ se inyecta durante el día, pero se monitorea las 24h para saber en qué momento debemos de abrir o cerrar el sistema de recirculación y renovación del aire.

Se supone por todos que cuanto más alto es el nivel de CO₂ disponible (dentro de unos rangos óptimos), mayor es la eficiencia fotosintética, siempre y cuando no existan factores limitantes, que haya suficiente luz es fundamental, agua con una nutrición calibrada para este proceso y temperatura y humedad adecuadas para controlar la transpiración es fundamental. Ahí está la clave: si uno de estos factores falla, el CO₂ no ayuda … es más, puede perjudicar gravemente tu cultivo.

En condiciones normales, el aire contiene unos 350-450 ppm de CO₂, suficiente para que una planta sobreviva, pero no para que explote su potencial genético. Cuando aumentamos este valor a 800-1200 ppm, la planta acelera su metabolismo fotosintético y, con ello:

  • Aumenta la producción de biomasa.
  • Mejora la absorción de nutrientes.
  • Tolera mejor las temperaturas elevadas.
  • Reduce el tiempo entre fases fenológicas.

Un ejemplo fácil de entender:

“A los que os guste el mundo del motor, os pondré un ejemplo que entenderéis rápidamente: añadir CO₂ es como meterle un turbo a un motor atmosférico. Le subirán los caballos, pero si no mejoramos la mecánica, reforzamos los componentes y reprogramamos la centralita del coche… podemos romper el motor muy fácilmente.”

Lo mismo pasa en el cultivo: meter CO₂ sin haber optimizado antes el resto del sistema es una receta para el desastre. Las plantas no podrán gestionar ese metabolismo acelerado y entrarás en un círculo de bloqueos, carencias, estrés y gastos que no se traducen en mayor productividad, por lo que debes de evaluar muy bien los pros y los contras antes de tomar la decisión de introducir este gas que estimula de la fotosíntesis y todos los procesos de la planta.

¿Cuándo NO debes usar CO₂?

Esta parte es importante. Muchos cultivadores aplican CO₂ creyendo que por sí solo es un “booster”, sin darse cuenta de que están en un entorno que no lo puede aprovechar:

  • Cuando tus luces no superan los 800 µmol/m²/s.

Si no tienes suficiente intensidad, no hay nada que el gas pueda acelerar. De hecho, a más CO₂ necesitarás mayor potencia lumínica, o acercar más tus luces, manteniendo todos los demás parámetros estables y dentro del rango óptimo.

  • Si no controlas la temperatura de la sala, de la planta y la humedad de manera eficiente y estable, sin picos.

El CO₂ acelera el metabolismo, sí, pero también hace que las plantas transpiren más. Si no tienes un buen control ambiental, solo lograrás estresarlas de manera negativa.

  • Si el flujo de aire es deficiente.

El CO₂ es más pesado que el aire. Si no generas un buen movimiento del aire vertical y lateral, se acumulará en la parte baja del cultivo, dejando a las plantas sin poder tener el 100% del beneficio que buscamos.

  • Si no ajustas tu nutrición.

Una planta con metabolismo acelerado necesita más nutrientes. Si no anticipas eso, sufrirás deficiencias de calcio, nitrógeno y potasio en cuestión de días. Lo sabrás en el momento que empieces a ver quemaduras en las hojas de tu planta desde la zona media hacia arriba. 

  • Si tienes fugas.

Muchos cultivadores no sellan bien sus salas. Resultado: el CO₂ se escapa rápidamente y estás literalmente quemando tú dinero y aumentando el costo-beneficio. 

Más que como un gas, debes pensar en él como un fluido. Una de las mejores formas de entender el comportamiento del CO₂ es dejar de verlo como un gas invisible y empezar a visualizarlo como un fluido pesado, así como el agua. De ese modo comprenderemos mucho mejor su funcionamiento y cómo crear un airflow que evite el estancamiento del CO₂ en las zonas bajas del cultivo.

Esto implica que necesitas un diseño inteligente del flujo de aire: ventiladores bien posicionados, removedores de aire, entradas y salidas controladas, y un patrón de movimiento que lleve el CO₂ de forma homogénea a las puntas de las plantas para que de este modo ellas puedan ser más eficientes aprovechando este gas. De lo contrario, se acumulará en la base, donde no aporta nada y puede incluso alterar la vida microbiana en el caso de cultivar en sustrato, living soil o super soil, o mezcla de ambas (cultivo orgánico en general).

¿Cuándo SÍ funciona el CO₂?

Cuando se dan todas estas condiciones al mismo tiempo:

  • Trabajas con PPFD altos (entre 900 y 1500 µmol/m²/s), aprovechando todo el potencial fotosintético.
  • Mantienes temperaturas entre 26–28 °C y controlas bien la humedad relativa para de ese modo controlar la transpiración de las plantas de manera óptima (VPD ideal).
  • Tu sala está sellada o semi-sellada a voluntad para poder controlar los flujos y presiones, sin fugas. 
  • Tienes inyección controlada que mantiene niveles estables entre 800 y 1500 ppm (según la fase y genéticas). El rango ideal para mi esta entre 1000-1200 ppm en términos generales para la gran mayoría de cepas, mas de 1200 ppm ha demostrado no ser eficaz en algunos de los grupos que he llegado a estudiar.
  • Tienes nutrición adaptada al mayor ritmo metabólico.
  • Usas genéticas estables que han sido seleccionadas para responder bien al CO₂, sin mostrar estrés por exceso de vigor (esto es fundamental).

Formas de aportar CO₂ y costes asociados

Hay varias formas, con sus pros y contras:

  • Botellas de CO₂ de grado Alimentario con válvula y sensor: buena precisión, ideal para salas pequeñas y medianas entre 50 a 200 luces. (si son menos luces el gasto es mínimo económicamente hablando) 
  • Generadores de propano o gas natural: útiles para macro instalaciones, pero elevan la temperatura, por ese motivo vemos este tipo de sistemas en Holanda o países con clima frío, ya que representan una mayor eficiencia. 
  • Bolsas de CO₂ o pastillas: bajo coste, nulo control. Más marketing que resultado real, pero si lo medimos bien y somos cultivadores de pequeña escala puedes probar siempre y cuando dispongas de un medidor de ppm para controlar ese CO₂ y evitar que llegue a concentraciones que puedan ser perjudiciales para tus plantas o, mejor dicho, para ti, ya que las plantas pueden llegar a tolerar altos niveles.
  • Sistemas de recarga de tanques industriales, inyección a presión por sectores y automatizados con sensores: lo más profesional, aunque requiere una gran inversión inicial. Esto es lo que suelen usar empresas con cultivos grandes, con más de 250 luces en adelante.

El coste mensual dependerá del tamaño de la sala, el sistema elegido y la estanqueidad del espacio, pero puede oscilar entre 250 y 800 euros al mes hablando de recargas de gas como media medible para la mayoría de empresas, dependiendo del nivel de automatización y posibles fugas. 

¿Y qué pasa si lo usas mal?

  • Estrés fisiológico: por desajuste con luz, nutrientes o clima.
  • Problemas de hongos: si no controlas la humedad relativa.
  • Mala inversión: pagar por CO₂ sin ver un aumento claro de producción es una estupidez, en la mayoría de casos tu cultivo será menos productivo si no prestaste atención a las variables que debes mejorar cuando inyectas este gas a la sala de cultivo.
  • Cosechas inestables: plantas que no maduran bien incluso se retrasan en la floración aumentando los costes operativos, calidades desiguales, pérdida de homogeneidad en el cultivo, incluso hasta pérdida de terpenos y calidad en general.

Pero cuidado si estás pensando en tener un circuito cerrado … no todo es CO₂: el enemigo silencioso un misterioso gas generado por las plantas de manera natural y que daría para un post completo, pero vamos a tocarlo brevemente para que sepáis que también es muy importante tenerlo en cuenta pues nos puede llegar arruinar el cultivo si se acumula más de lo necesario.

Debéis de saber que cuando enriquecemos el entorno con CO₂ en salas con circuito cerrado (no hay renovación del aire) como pasa con sistemas HVAC, y pensamos que eso se traducirá en más fotosíntesis, más vigor y más producción. Y es cierto en términos generales. 

Pero, además hay un gas que muchas veces pasa desapercibido por el 90% de los growers a los que he auditado alguna vez en mi vida y este gas puede estropear todo el trabajo si no se controla: hablamos del etileno.

Este compuesto gaseoso es una fitohormona natural, producida por las propias plantas, sobre todo en condiciones de estrés, senescencia o daño mecánico como cuando hacemos podas o defoliación. ¿El problema? Que en entornos cerrados o con poca renovación de aire, el etileno se acumula y puede provocar efectos negativos incluso en concentraciones tan bajas como 0.05 ppm.

Efectos negativos del etileno en el cultivo:

  • Induce maduración prematura y senescencia.
  • Provoca amarillamiento foliar y pérdida de vigor haciendo que la planta no pueda soportar su propio peso.
  • Limita la elongación de los tallos y puede provocar acortamiento de internudos y crecimiento atrofiado.
  • Reduce el crecimiento vegetativo y puede estresar la planta en fases clave del desarrollo si no se controla adecuadamente.

¿Cómo evitarlo sin perder el CO₂?

Aquí las claves:

1.Renovación de aire controlada:

Implementar ciclos breves y automáticos de renovación parcial de aire, especialmente durante los momentos en que el CO₂ no es crítico (ciclo de noche). De este modo se evita acumular etileno sin desperdiciar CO₂, debido a que en el período nocturno no tenemos inyección activa y además añadimos oxígeno, que es fundamental para la respiración celular que hacen las plantas en la noche.

2.Filtros absorbentes de etileno:

Colocar filtros de permanganato potásico o carbón activado tratado en zonas estratégicas del sistema HVAC o ventilación. Estos materiales eliminan etileno sin necesidad de extraer el aire.

3.Fotocatálisis o plasma frío:

Equipos avanzados que usan UV o plasma para romper moléculas de etileno y otros compuestos orgánicos. No requieren renovación de aire y ayudan a mantener un ambiente limpio. (esencial para circuitos cerrados) 

4.Monitorización atmosférica avanzada:

Al igual que se monitoriza el CO₂, también deberíamos de poner de moda empezar a medir etileno en tiempo real (aunque los sensores son algo más caros debido a una menor demanda). Esto permite activar sistemas correctivos cuando se superan ciertos umbrales de los que aun los cultivadores como yo que llevamos más de 20 años todavía no conocemos con claridad.

Conclusión:

¿CO₂ sí o CO₂ no?

El CO₂ no es para todos los growers, como todo en la vida, hay niveles, si tu nivel de control de las variables que ocurren en el cultivo no es alto, mejor esperar. No es un atajo ni un truco milagroso. Es una herramienta avanzada para cultivadores que ya tienen control total de su sala, cultivadores de alto nivel que ya controlan su ambiente, su nutrición y su genética con precisión. 

“El CO₂ no arregla errores, más bien, los amplifica.”

Si ya tienes todo optimizado, el CO₂ puede darte entre un 10 al 30 % de producción extra, mejorar la densidad de flor y acortar tiempos en el mejor de los casos haciendo que tus cultivos sean más eficientes. Pero si aún estás batallando con problemas básicos… te recomiendo mejor guardar ese dinero o invertir en otros aspectos que seguro serán de mayor importancia que instalar CO₂. 

“El CO₂ ahora ya sabes que no se improvisa. Se diseña, se instala y se controla, de ese modo dominarás el arte del cultivo. 

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 ¡Nos vemos en el próximo artículo!

 

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